Desierto Chihuahuense, Texas, Estados Unidos
La noche anterior había sido muy movida en el complejo y Hansen no pudo dormir bien, preocupado por la continua llegada de más invitados. Cuando estaba dispuesto a salir para desayunar tocaron a la puerta de su habitación, abrió y se encontró con la sonriente figura de Harvey. Esta vez a Hansen le parecía una sonrisa forzadamente fingida.
−El señor Richmond le espera en su estudio privado. Sígame, por favor.
−No me había comentado que había un estudio privado.
−No lo hice porque no está disponible para ustedes –le dijo Harvey en tono solemne mientras bajaban las escaleras−. Además de los aposentos del señor Richmond, por supuesto.
Hansen encontró aquel comentario un poco grosero, pero entendía que no estaba en posición de replicarle,