Isadora
Llevo una semana en Río, y quedarme en la casa del doctor está resultando bastante agradable. Su esposa es buena gente, y el doctor delicioso está loco por meterse en mi ropa interior.
Voy a dárselo.
Ya me he acostado con tantos hombres casados a lo largo de los años que ni siquiera me importa agregar otro a la lista.
No entiendo por qué algunos hombres son así...
Dicen que aman y aun así engañan a sus esposas. Si de verdad amaran, no traicionarían. Por eso los uso y abuso de ellos, los vuelvo locos de amor y luego los dejo como unos idiotas.
Lo hice muchas veces antes de decidir quedarme con un maldito imbécil aprovechador.
Hasta el día de hoy me arrepiento de no haber matado a ese imbécil y a toda su familia miserable.
Ahora sé que tenía un marido de oro. Estoy segura de que, mientras estuvo conmigo, nunca me engañó.
Un hombre que dice amar a su esposa debe ser así: sin traiciones, amando solo a su mujer. Puede mirar a otra en la calle, pensar que es bonita, pero no pasar de