Capítulo 3: Te odio.

Capítulo 3: Te odio.

【Zara Monterrey】

—Bueno, por lo menos voy a despedir a Oliver. — Le hago saber a Isaac que se ha dado la vuelta para que no le veamos la cara, con la misma actitud camino hacia la puerta, Oliver la abre y sale, para despedirse se acerca para dejarme un beso en la mejilla.

—Tranquila, conozco todos tus secretos… — Con un aire de misterio se aleja de mí para montarse en su auto. Siento que el miedo invade mis sentidos y la inseguridad se apodera de mí ser. Siento que se me revuelve el estómago y la voz de Isaac me hace saltar sobre mí misma.

—No te acostumbres a mi amabilidad que yo también me voy y te hago memoria de que antes de que termine el mes que me pediste extender nuestro matrimonio, debes de devolverme los papeles de divorcio, la mucama vendrá a las seis de la mañana a esa hora te quiero fuera de aquí. — Isaac toma su chaqueta.

Y va dirigiendo por el mismo lugar donde estuvo Oliver hasta que tiene que pasar por mi lado. Me duele mucho saber que él me odie tanto.

—¿Por qué lo haces?, ¿Por qué me odias tanto? — Le pregunto en medio de mis emociones que siento a flor de piel. Siento que me tiemblan las manos cuando este hombre pasa al lado de mí y me roba el aliento.

Baja unos escalones más y voltea abofeteándome una vez más la razón, por la cual, estoy enamorada de él, y él tiene una mirada sombría que a esos ojos marrones no les hace bien.

—Porque lo ha arruinado todo para mí. — Es lo único que dice para poder irse tras de su hermano en distintos auto, cierro la puerta para poder caer sobre mis piernas y sentir que las lágrimas bajan por mis mejillas.

En verdad todo el día ha conspirado para nada más hacerme llorar y lamentarme, de seguir tomando la decisión de seguirlo, amar lo para toda mi vida.

【Isaac Contreras】

-Tres días después-

Estar aquí es extremadamente imperioso para mí, desearía nada más estirarme en mi cama o estar en mi empresa revisando contratos y fluctuaciones de dinero que es verdaderamente mi pasión.

No en una estúpida fiesta organizada por mi familia, ahora menos que me obligaron a casarme con Zara, nada más por nuestra reputación ante los medios y personas de poder.

«Acuérdate de que ya no puedes acostarte en tu cama porque huele al perfume de Zara, es como sí lo hubiera impregnado allí y estar las últimas noches acostado allí ha sido un infierno porque ese olor me acuerda de ella».

Refunfuño mientras que le llego por atrás a mi mujer Edith, ella con una sonría cómplice se voltea y pasa sus brazos por mi cuello.

—Amor, te esperé un buen de tiempo, ¿Dónde estabas?, mmm… no me digas que con tu esposa esa. — Remarca enfada con un tono bromista, lo que me lleva a suspirar porque aún me hace memoria de Zara.

—Pues, mi vida estuve en la empresa, ya que tenía que terminar algunas cosas antes de venir para la fiesta, además no me hace falta decirte que odio estar en estos tipos de eventos y más cuando se trata todo de política. — Le hago saber con tono fatigado.

Dirijo mi mirada a otra parte para distraerme tantico de lo que estamos hablando, vuelvo mi mirada hacia ella y es como si la hubiera enfurecido mucho más.

—Pues, eso no es razón para que te tardes, además que no me habías dicho de qué te casabas con ella ayer, ¿Cómo me pude haber enterado al llegar al lugar?, más con esa mujer Zara. — Vuelve a tomar el tema, siento como si me quiere reventar una espina, yo no quiero saber nada de la espina.

Le dedico una mirada de desaprobación bastantemente severa y ella ni se inmuta en lo absoluto, nada más se acerca un poco más a mí.

—Amor, no te quería decir por qué sé que no te gusta tocar el tema, pero… — Ni siquiera me deja proceder para terminar mi explicación, en cuanto me interrumpe se separa de mí y se va a una mesa que tenemos cerca para tomar un trago.

—No me hables así, quiero que te alejes de ella, ya que como sabes por los medios de comunicación es una perra con carisma que se echa a cualquiera y no dudes de que tú estás en su lista más cuando eres su supuesto esposo, ella es mala influencia para ti. — Asevera intensa y me obligo a voltear los ojos cansados de su escenita.

«Muy posiblemente sería mejor estar con Zara que con Edith, por lo menos Zara es más dócil, en cambio, ella es todo lo contrario».

—Pues, veré que hacer… — Otra vez soy interrumpido por ella que se acerca a mí casi para darme un beso.

—Hazlo, de todos modos sabes que esa zorra no durará mucho tiempo a tu lado, porque me tienes a mí y la quiero fuera. — Susurra sobre mis labios y ni siquiera me deja un beso, porque se da media vuelta y se va a la mesa de donde está mi madre con otras señoras mayores.

«No puedo creer que me haya dejado así». Molesto paso mi mirada por todo el salón y me doy cuenta de que Zara vino a voluntad, lo que me enciende aún más y camino directo hacia donde se encuentra junto con Oliver.

— ¿Qué haces aquí?, por lo que yo tengo memoria no estabas en la lista de invitados. — Le escupo en la cara y Oliver me lanza una mirada ensañada, pero, mi problema no es con ese zoquete, es con Zara, ella tiene que responder por sí misma.

—Pues, estoy aquí para preguntarle algunas cosas a Oliver, cuestiones que no te concierne y en lo más mínimo, así como mi presencia aquí, te debería de valer como tú mismo me lo dijiste. — Me grita en la cara con la misma acidez que utilice para bombardearla.

Me enerva la sangre, no puedo creer que una mujer de su clase me venga a estar gritando aquí como una psicótica. «Además, ella no puede estar gritándome esto en la cara en medio de una fiesta con personas importantes, nadie puede saber que estamos divorciados».

—¡Cállate!, no tienes el derecho de estar presente en esa fiesta, menos si no estás nada calificada para este nivel de eventos, así que vete acoplando a tu nivel, pequeña mujer de cuarta. — Le insulto recordando todo lo que me dijo Edith de esta clase de mujer cazafortunas que ama al dinero y no merece ser amada.

Pronto siento que una abofeteada de su parte se hace presente, me logra voltear la cara, juego con mi lengua a boca cerrada denotando con la mirada, la cual, se la dirijo a ella que no estuvo nada bien lo que hizo.

—Tú nada más gracias a tu cuerpo, es el medio por lo cual, logras, es dinero, pedazo de ramera… — No digo bien la última palabra, ya que me vuelve a abofetear como la primera abofeteada, logra nuevamente voltearme la cara.

—¡Quítate pedazo de idiota!, fui yo el que la llamó, es conmigo con quién deberías de ensañarte. — Viene Oliver a querer protagonizar esta pelea y yo no voy a dejar que lo haga, nada más tomo postura y le clavo mi mirada a Zara, la cual es culpable de todo esto.

 —¡Tú no te metas! — Accidentalmente o más bien debería de decir que fue con toda la intención, le meto una puñalada a Oliver, el cual, se echa para atrás después de recibirla.

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