Magnolia estaba un poco confusa, no esperaba que el camarero la tratara tan amablemente.

Al fin y al cabo, ¡era Sergio quien iba a pagar la cuenta!

Miró al camarero y dijo, —nada más, gracias.

Tras oír esto, el camarero salió de la sala privada sin prestar atención a Sergio, que estaba a su lado.

Lorena dijo inmediatamente, —Qué hace este camarero, no creerá que hoy invita Magnolia, ¿verdad?

Ante este comentario, alguien rio junto con Lorena.

Sergio, para salvar las apariencias, dijo, —El camarero es muy caballero, que pregunta la petición de las mujeres. He venido aquí a comer muchas veces, e iba a dejar que pidieran ustedes. Pero yo me encargo de la cuenta.

—Sergio, sigues tan guapo y elegante, no has cambiado nada.

No tuvo apetito Magnolia al escuchar a Lorena halagar a Sergio.

Miró a su mejor amiga Emilia, sentada al lado de Felipe, como si estuvieran hablando de algo.

Magnolia se sirvió en silencio un vaso de limonada, había acompañado a su mejor amiga para acercarse más a Felipe.