La mujer dijo avergonzada, —señor Vargas, fue mi padre quien me dijo que viniera a verle, y también me dio esta tarjeta de habitación, para que pudiera venir deliberadamente a enrollarme con usted. Pero no puedo hacer tal cosa, así que quiero hablar con usted cara a cara.
Ricardo estaba inexpresivo, —no tienes las calificaciones para negociar conmigo.
Miró el registro de llamadas y se puso de mal humor.
¡Maldita mujer! ¡Cómo se atrevía a decir que estaba disfrutando de ser rodeada de hombres!
¡Iría a echar a todos sus hombres cuando volvía!
…
Magnolia no se había calmado tras colgar el teléfono y volver a la sala de enfermo.
Rodrigo escribió en su cuaderno, —¿quién te ha llamado?
Magnolia respondió indecisa, —mi exmarido.
A Rodrigo se le heló todo el cuerpo al oír la palabra Exmarido, como si recordara de nuevo lo que había pasado aquel día, sudando de miedo.
Se consoló a sí mismo que todo era una alucinación y que no debía tener nada que ver con el exmarido de Magnolia.
Rodrigo no seg