Yanzatza- Ecuador
Cinco meses después.
Paloma, y Diego, terminaban de darles la papilla a los bebés, ya tenían nueve meses de edad, habían crecido en un abrir y cerrar de ojos, se sentaban, balbuceaban y gateaban por toda la casa.
Diego, cuando no tenía guardia jugaba con ellos, practicaba ejercicios de estimulación y pasaba con los niños momentos de gran alegría.
En el hospital tenía días cansados, otros tranquilos, pero lo que le llenaba el alma era cerrar los ojos e imaginar que en casa lo esperaban Dulce María y Alejandro, quienes al escuchar su voz se lanzaban a los brazos de él.
Paloma, aún sentía miedo, era muy desconfiada. Varios muchachos la invitaban a salir, pero ella no aceptaba, estaba dedicada en cuerpo, y alma a sus hijos.
A Diego, le sucedía lo mismo en el hospital, muchas enfermeras se le insinuaban, sus colegas mujeres lo invitab
Queridos lectores les dejo un nuevo capítulo. Espero estén disfrutando de esta historia. No olviden dejar sus comentarios. Gracias.