Capítulo cuarenta y uno
Estoy cabreado.
¡¿Cómo es que la mandaron a ella sola a una misión de esa magnitud?!
Siempre supe que Zuani era una manipuladora. Era fácil de notarlo cuando los manejaba a su antojo en cada momento.
—No les dije nada precisamente para evitar que impidieran su partida e interfirieran con su objetivo, incluso Amir se dio cuenta mucho más tarde —los ojos verdes de él dan conmigo —cuando ocurrió lo de Elián.
Volteo a ver a mi padre —y te quedaste callado —digo firme y aprieto la mandíbula.
—Ella quería esto y de manera anónima, no quería que ustedes se involucrarán en algo donde todos podrían ser heridos.
Mi madre se levanta del sillón y se detiene al frente de