Al divisar el cartel de “Bienvenidos a Las flores”, Ariel siente cierto nerviosismo revolviéndole el estómago. Ha venido hasta este lugar en busca de respuestas, deseando poder confirmar o desechar lo que la amiga de su madre le ha dicho, pero en parte siente como si temiese a lo que pudiese descubrir allí. Sobre todo porque no está muy seguro de cómo actuaría si descubriese que su padre es responsable de estar matando y enfermando a la gente de ese pueblo. ¿Qué haría? ¿Acaso se uniría a los que han denunciado a su familia? ¿Iría ante el Fiscal Avilés para entregarle pruebas que determinen el éxito de esa investigación?
—Eso lo veré cuando sepa lo que sucede realmente, es mejor ir paso a paso —murmura el empresario doblando en el obelisco blanco atravesado por la pintura de la bandera Argentina. Y aunque le resulta un lugar