Cap. 3 Ya no hay pelusitas blancas flotando

Carelis miraba por la ventana del jardín de la casa de su tío, las flores que un día plantó estaban floreciendo, veía de cuando en cuando un ave amarilla revolotear y algunas abejas. Podía hasta escuchar el zumbido de ellas en esos momentos; también había sembrado una planta de Abejón y sabía que cuando floreciera los abejones negros serían clientes de ellos, entonces se escucharía más vida en su pequeño jardín y eso era bueno.

Su tío era pintor y había dejado un cuadro a medio terminar, era de un mar o algo parecido. El pitido de la cantina de agua se escuchó en esos momentos y ella fue a retirarla del fuego, le venía bien un té a esa hora, algo para los nervios, pues estaba ansiosa porque llegará el día en que pudiera hacerse su primera regresión.

Pensó en épocas: francesa, clásica, renacentista, hundimiento del Titanic. La mente volaba en ideas locas… Tomó su móvil y vio que no había pasado muchas horas desde la cita. Revisó los innumerables casos de personas que aducían haber encontrado al amor verdadero, su alma gemela o bashert que significaba destino en yiddish, eso tenía relación con un matrimonio ideal. Anotó el término como referencia y leyó un pensamiento de la página del doctor Sellares:

 “En un mundo con 8.000 millones de personas, ¿esperas encontrar a tu alma gemela cercana a tu casa?”

Buen punto, pero sabía que podía ser cierto, su corazón se aferraba a eso, tal vez por un pacto hecho en la eternidad; aunque esa vocecilla interna le susurraba: “¿entonces por qué no te busca a ti?” y ella le respondía entonces: “Y si lo está haciendo… Puede que al final de todo nos encontremos buscando la pista del otro”. Bravo, Carelis, eres, astuta…

La persona perfecta

La gente tenía la idea de que la vida consistía en ir de persona en persona buscando ese alguien especial. Eso volvía el asunto promiscuo, para personas como Carelis el amor verdadero consistía en ver a los ojos a una persona y que el corazón te confirme si es la indicada. Muy romántico todo, pero era lo que la sostenía en ese tiempo. Tomó un pincel y comenzó a dibujar en un lienzo, al principio eran garabatos, usaba los tonos al azahar, colores e iba mezclando todo y formando algo y cuando miró el dibujo se quedó impresionada: era un manchón con forma humana tirado en lo que parecía un charco de sangre y alguien a su lado.

Su tío Jonás llegó con pintura y se detuvo a mirar el dibujo de su sobrina y dijo:

—Parravicini.

—¿Qué es eso tío?

—Es un sujeto que plasmaba el futuro en dibujos premonitorios, era argentino con un don de dibujar eventos futuros…—miró el dibujo con atención, mucho negro mezclado con rojo sangre, se veía el dolor en la escena del bulto acostado y la persona doliente—se siente el dolor.

—No sé por qué hice eso.

—Porque tu alma habla, no es malo, solo que lúgubre.

Carelis sonrió y le dijo a su tío:

—Tengo un alma lúgubre.

Tomó el color blanco y miró el dibujo, su tío la detuvo:

—Déjame tomarle una foto, uno nunca sabe…—le tomó varias fotos en distintos ángulos.

Entonces su sobrina le preguntó:

—¿Crees en las almas gemelas?

Su tío la miró y le dijo:

—A veces… Aunque la realidad me lleva a creer que no existe una persona perfecta para uno, si fuese así… ¿Por qué sería tan complicado?

Entonces le refirió una historia.

“Un amigo me contó que él buscaba a su alma perfecta en bares y lugares culturales y encontró a una mujer que era todo lo que él soñó… Fue una noche que él cataloga como suprema, era como encontrar a una vieja amiga del alma y todo, al amanecer se despidieron, no sin antes darse los teléfonos y cuando la llamó por la tarde… Nada”.

—¿Nada?

—Nunca respondió, volvió al lugar y nunca más la vio y desde ese día sigue yendo allí para encontrarse con su alma gemela, pero nunca más la volvió a ver.

Eso le hizo a pensar a Carelis que únicamente se mostró; sin embargo, no era el tiempo de estar juntos, solía pasar, esperaba de todos modos que no a ella.

No creo en aplicaciones de citas

Rita, su amiga, le había enviado un enlace en donde podía incluir su perfil para conseguir citas por internet. 

Ella vio eso como una tontería porque no reflexionaba que la tecnología tuviera que ver con las cosas espirituales. Eso no lo concebía y se lo dijo a su amiga.

—Una computadora solo selecciona preferencias, no almas.

—Solo te digo, por si te interesa… Yo deseo probar.

—Bien, pero recuerda que hablamos de alguien perfecto para ti y no lo veo buscando en sitio de internet a su alma gemela.

—Ahora todo es moderno.

—El amor es clásico.

Fin de la conversación, no era lo que ella creía y debía seguir buscando. Su tío le envió la foto del cuadro y una interpretación que había hecho una colega.

[Tú vivirás un terrible momento, viendo sufrir a un ser amado, aquello te llevará en un viaje para que consigas la respuesta ansiada].

Soltó el teléfono y miró al frente, no, podía pensar en ver sufrir a nadie, no de nuevo… No como su madre sufrió y eso lo rechazó profundamente.

La primera cita con el doctor

Todo se detonó, ese día tenía su primera cita y por ende su primera regresión, estaba a mil por hora, sentía que sus nervios estaban a flor de piel y que su corazón latía tan fuerte, ¿qué le esperaba? Solo Dios sabía, tampoco le había dicho nada a su novio por no causar un estruendo antes de tiempo.

La consulta era muy elegante y la asistente le dio la bienvenida con una forma.

—¿Para qué es esto?

—Con esto se sondea al paciente y le damos una idea al doctor de dónde iniciar la búsqueda.

Comenzó a rellenar la forma y le preguntaban cosas simples como colores preferidos, preferencias en comida, sueños recurrentes… No, no tenía sueños recurrentes o tal vez… Siempre soñaba que iba a casarse, se veía vestida de novia y sorprendida de no conocer al novio, cuando llegaba al altar el novio estaba de espalda y ella despertaba. ¿Cuántas veces soñó con eso? Docenas, no era una patología, esperaba que no. Colocó en media hora la información requerida. Había una mujer mayor de unos 60 años esperando y ella le preguntó.

—¿Viene por lo de las almas gemelas?

—Sí, no pierdo la esperanza, después de tres matrimonios fracasados, tiene que haber alguien para mí.

Eso era impactante y preguntó:

—¿Desde cuándo la busca?

—Desde siempre y siempre creo que ya la encontré y de repente no ha sido él.

Eran solo espejismos, tres espejismos que se había mandado, ella no quería caer en eso.

—Tú eres joven, de seguro si empiezas rápido la encontrarás.

—A veces creo que es la pareja que tengo…

—Pues cerciórate muy bien.

Cuando entró y conoció a Sellares, lo vio tomando un vaso de agua y no era tan impactante como pensaba.

—Doctor, vine por lo del anuncio…

—Lo sé…—sonrió—¿quieres encontrar a tu alma gemela?

—Es lo que más quiero en la vida.

—Entonces tendrás que tener paciencia, porque esta primera entrevista que tendremos es para ver tus expectativas y además ver si no has tenido señales activas.

“Señales activas”, era lo que se decía indicativos de que tu alma gemela está cerca o has hecho contacto con él en algún momento.

—Además, si hay interferencias…

“Interferencias”, tómese este término como problemas emocionales, barreras mentales, además de cualquier cosa que produzca bloqueos emocionales.

Su viaje por encontrar el amor verdadero había iniciado…

Sollozó amargamente por el destino triste que le deparaba a alguien tan bueno como Adrián y porque ella no había podido evitarlo, es más, su mente seguía en blanco con ese tema, solo esperaba que pronto pudiera verlo despierto y pedirle perdón… Era lo único que tenía para él, solo suplicarle perdón por haber sido un terrible dolor de parto para él.

Nostalgia

Ya no había pelusitas mágicas flotando en el aire y sus manos ya no batallaban por alcanzar a las pequeñas hadas de los deseos. Tampoco había ni una señal que le dijera que cosas buenas iban a sucederle y eso le dio mucho dolor…

Ese viaje por el pasado la lleno de mucha nostalgia y mirando hacia el frente solamente podía ver un panorama oscuro y desolador frente a ella. Adrián ya no le podría obsequiar una rosa de cuando en cuando, tampoco escucharía su voz insistiéndole que era él su amor verdadero. Ahora estaba en una cama de una clínica luchando por su vida y ella debía volver sobre sus pasos para recordar cómo llegaron a ese instante tan desolador…

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