Noah.-
Mi mandíbula se tensa y puedo sentir el nudo en mi garganta mientras las palabras cargadas de furia luchan por salir, desde el otro lado de la sala común veo a Emma, ¡MI ESPOSA! Sentada sonriéndole al imbécil de su residente, me tomó el último sorbo de café y cuando me aparto de la barra para ir hacia donde están me detienen.
— Ni se te ocurra hacer un escándalo, no le sumes otro error a tu lista –David se pone a mi lado comiendo una bolsa de maníes.
— Debe respetarme y anda de coqueta –Dije apretando los dientes.
— ¿No que no te importa y solo la quieres hacer sufrir? -Pregunta metiéndose otro maní en la boca.
— ¿La ves sufriendo? –Le señale con mi cabeza en dirección a Emma que sonría con todos sus dientes blancos y perfectos prestando atención solo al idiota que estaba sentado frente a ella.
— No, pero no te conviene hacer escándalos aquí, no sé si te fijaste, pero dada a tu actitud supongo que no, la hija del vicepresidente del país entró hoy como residente –Al escuchar las