Ángelo.-
A través de la ventana la observaba, su piel más blanca de lo habitual, el color de sus mejillas ha desaparecido, sus hermosos ojos… cerrados, verla tan quieta en esa cama… me mata.
Me siento vacío y sin propósito, porque ella lo es todo, siento miedo… no miedo es poco en comparación al pánico que tengo de perderla.
— ¿Por qué te pasó esto?
Mi mano reposa en el vidrio que nos separa, una lágrima se desliza por mi rostro.
— Seguramente soy el último al que quieres ver, pero abre tus ojos caramelo, no puedes darte por vencida, eres la mujer más fuerte que conozco, no puedes dejarme…
(…)
Regreso a la sala de espera donde se encuentra la madre de Cora, junto a ella está un hombre, al principio no lo reconocí, pero ahora con la mente más clara lo recuerdo, es Peter el amigo policía de Brian.
— Ángelo querido –me saluda la señora Nixon, tiene el rostro demacrado de tantas lágrimas derramadas y la preocupación abrumadora, Cora aún no está del todo estable y su padre no lo sab