Dios. Y de pronto caí en cuenta de que en la cena de compromiso tenía que ver a William Flynn cara a cara y temí que me reconociera. Tragué saliva y sentí que mi estómago comenzaba a retorcerse.
—Voy a tener que beberme una maldita copa de whisky antes de conocer a esa familia tan repugnante.
—Mejor dos.
Cuando se fue, me desplomé en el sofá, asimilando la nueva información y mandato de Keith. ¿Tenía en serio que besarlo? ¿Besar a ese atractivo hombre irritable?
Masajeé mis sienes y decidí retomar el aseo para mantener ocupada mi mente y no divagar en lo que pasaría en el momento de darle un beso. Tal vez todo era mentira y Keith simplemente quería asustarme.
Barnaby había dejado en claro que ni siquiera me miraba atractiva, así que dudaba mucho que el beso fingido fuera necesario. A no ser que su familia tuviera sus sospechas sobre la farsa... Dios.
Mis manos comenzaron a temblar y tuve que serenarme. No iba a dejar que ese pensamiento me torturara de manera asfixiante. No era mi