Cuando llega a la cueva, se baja echa una furia. Esta vez Díaz está afuera, coordinando algunas cosas referente a la seguridad, por lo que la ve llegar dispuesta a matar. Corre hacia ella y antes de preguntar, Alfa sentencia.
-Quiero los traseros de Gallo, Rodríguez, Carlman y Pinkman aquí, ahora.
-Está bien, creo que Carlman tiene libre…
-No me importa si está de vacaciones o enterrado en un hueco, los quiero a los cuatro aquí, en treinta minutos – Díaz manda los mensajes mientras la sigue a la oficina -.
En cuanto la ve pegarse la botella de tequila a la boca, sabe que algo anda mal, muy mal. Pero no dice nada, espera a que ella sea quien hable primero o no dudará en lanzarle una daga por interrumpir sus pensamientos sobre cómo matar a los hombres.
-Tenemos una rata. Y necesito que la busques, de inmediato. Vamos a hacer limpieza en este