«La verdad que nadie debe decirle»
Blaine no puede creer que Nita esté allí ordenando cosas, mientras todos corren para cumplir sus exigencias. A lo lejos le llegan los estruendos y gritos de la gente en la ciudad, pero su cuerpo no puede más y termina desplomándose.
—¡Llévenlo a la primera casa l