—Y yo menos —dice Jasmine tomando asiento en el alfeizar sin mirar—. Así que a menos que hables, Patrick te cortará los dedos uno a uno. Ya quiero ver a tu lobo sin garras con las que atacar.
—¡Pues me quedarán los colmillos!
—Entonces, luego de los dedos, seguirán los dientes, pero de que hablas…