CAPÍTULO 3 –Sentimiento extraño

—¿Segura que es la decisión correcta?. —Asher se veía ansioso al ver que en verdad iba enserio. —Sabes que no vale la pena que dejes todo por él.

Lo abrazo en despedida, nuestras manos no se sueltan al separarnos.

—No lo hago por él. —acalaro con un poco de duda dentro de mí. —La última vez que vi al anciano víctor,.. él dijo que lo mejor para mí era que llevara una vida como Alira. Y ahora, estoy acatando su petición.

—¿Qué pasará con ese chico?.

—Dile que puede ser feliz con jesabel ahora que sé la verdad. Que si su padre y el piensan que es mejor candidata que yo para llevar su “prestigioso apellido kyong” . Que no se detenga y que se case con ella, yo tomaré mi propio camino, aun soy joven para casarme.

—Te voy a extrañar. —besa mi frente volviendo a estrujarme entre sus brazos. —Llámame sí necesitas algo, lo que sea.

—Prometo vení para las vacaciones.

Dicho esto, me alejo de él al escuchar que mi vuelo saldría en cinco minutos. Asher era mi persona favorita, después era Aleck pero después de descubrir su traición, mi corazón herido lo rechazó vilmente. Una chica me pide mi pasaporte y se lo entrego para luego devolvermelo deseandome un feliz viaje.

Al ver hacia atrás visualizo la mirada preocupante de Asher. Agradezco mucho que me haya acompañado hasta al aeropuerto aunque fue una dura despedida pues no tenia mucho tiempo conviviendo con mi familia y ya me estaba marchando de nuevo dejando a mis padres solos aunque ellos se sentirán felices cuando les diga Asher que me fui a Italia.

El avión despega logrando elevarse a una altura donde podría apreciar el cielo oscuro de la madrugada por la ventana. Mi corazón lastimado ahora tenía ese sentimiento angustioso ya que al tocar tierra estaría en un lugar totalmente desconocido.

Comenzar desde cero es algo que no estaba en mi planes. Siempre creí que terminaría todo en la academia, y que Aleck y yo formaríamos una familia al salir de la academia pero por ironías y burlas de la vida, hoy me encuentro dentro de un avión rumbo a un nuevo país.

Eso me hizo pensar en que Aleck y yo no estábamos destinados a estar juntos como el y yo creíamos. Porque siempre lo dije incluso a él:

“Si un hombre es infiel es porque la mujer que tiene a su lado no es suficiente para el y porque es un imbécil que no sabe lo que tiene hasta que lo hasta que lo pierde".

Al recordar eso mi pecho ardió por el dolor causado por el sentimiento de traición que el y mi compañera me hicieron sentir. Fue tan difícil decirme la verdad, yo hubiera comprendido y me hubiera alejado. Pero ellos me vieron la cara de estúpida y eso no lo perdono.

Después de nueve horas de vuelo, el avión había aterrizado. Limpio mis mejillas húmedas al ver que varias personas me ven preocupados, había llorado tanto que al sentir que no tenía más lágrimas a derramar me quedé dormida.

Al verme en mi pequeño espejo que cargo en mi cartera me di cuenta que mis ojos estaban hinchados y rojos y que aun estaban cristalizados al pensar en Aleck y su engaño con su beso apasionado con jesabel.

—¿qualcosa non va signorina?. (¿Algo está mal señorita?.)

—¿Perdón?. —dije limpiando mi rostro. —No entiendo.

—¿Se encuentra bien?. —dijo la otra chica acercándose. —¿Necesita un médico o..

—No estoy bien.

Había olvidado por completo que me encontraba en otro país. Sé un poco italiano pero al no practicar el idioma lo he olvidado. Supongo que debo practicarlo ahora que vivir aquí por un largo tiempo.

No pida creer que pasara por tanta vergüenza para llegar al hotel que había sido reservado para mí por un tiempo. Si, solo es por tiempo limitado que estaré aquí ya que debo buscar un empleo para poder pagar una habitación.

A diferencia de las universidades en mi país aquí te obligan a ser independiente, si puedes estar al cuidado de una familia pero yo no quise así que ellos reservaron un hotel por un mes hasta que encontrara un trabajo y pagara mi propia habitación.

Pero la vergüenza que pase en el aeropuerto cuando intenté hablar con un taxista fue grande ya que estos se molestaron por mi forma de hablar y terminaron ofendiendose si no fuera por un chico que me ofreció su ayuda, no se que habría pasado, lo más probable es que me hubiera quedado durmiendo en el aeropuerto pero el chico como andaba en auto me dio un aventón ya que el venía a traer a sus padres.

Estaba algo nerviosa, si. Pero mi confianza en que nada puede salir mal me hizo entender que no habría razón por la cual estar nerviosa así que descansé un poco ya que me sentía cansada y no es lo mismo dormir en una cama cálida y esponjosa que en un asiento reclinable.

Quería verme presentable, no sabía como se vestían aquí los universitarios así que supuse que no habría mucha diferencia entre mi país y este, cuando me puse mi mejor muda, salí del hotel con gran confianza pero no me esperé que la universidad estuviera tan lejos de la ciudad.

Apresurada corrí dos cuadras ya que el taxi que me sacó una fuerte suma de dinero por traerme hasta el pueblo de Abruzos, me dejó lejos del campus haciéndome sentir estafada. Cuando llegué a tiempo, muchos me vieron curiosos pero se ríen cuando ven que estoy sudoroso y que mi maquillaje se había estropeado un poco.

Fingir que no había visto sus risas burlescas me fue más fácil que pensar en que no dejan de observarse, caminando lento entre a las instalaciones mientras busco mi casillero, “346”.

Al fin lo había encontrado después de buscarlo, al percatarme de que no había nadie en los alrededores supuse que ya habían entrado a clases y yo perdiendo el tiempo. Nerviosa por no llegar a tiempo quite el seguro de mi casillero para sacar los libros e irme a la calle asignada pero lo que pasó después fue algo que me paralizó.

Al abrir mis ojos, siento que toda mi cuerpo y mi cara está lleno pintura roja. Las risas comenzaron a sonar en mi cabeza creyendo que era mi imaginación pero no lo era, al ver a mi alrededor varios universitarios se aproximaron para reírse de mi.

Mi corazón se encoge ya que jamás creí que me darían este tipo de bienvenida, una Maldita broma de escuela. Mi cabeza permanece gacha mientras mis ojos ven el suelo rojo a causa de la pintura que se escurre de mi cuerpo.

—Bienvenida extranjera. —al ver a una chica más rubia que yo acercarse me di cuenta que era una loba pero no estaba sola, había otro chico con el abrazándola y felicitandola por lo graciosaque fue la broma para ellos. —Espero que mi bienvenida te haya agradado porque será solo el comienzo.

Mis ojos la observan mientras ocultan las ganas que tenía de matarla con mis manos y enseñarles a todos de lo que soy capaz de hacer si me provocan pero, la voz del anciano víctor me recuerda a que he llegado a este lugar, un nuevo comienzo como una chica normal.

Simplemente cerré el casillero con fuerza y caminé hasta el baño para lavar mi cara, como podría presentarme ahora a clases si soy un total desastre. Intento controlar mi ira mientras restrego mis ojos en el lavado para quitar la pintura de mi cara pero era difícil de quitar.

Una Maldita broma fue lo que recibo. Me fui de Beufort con una herida que hace a mi corazón vulnerable a cualquier sentimiento de dolor. Y al llegar recibo este tipo de bromas infantiles. Definitivamente debía irme al hotel, no podré entrar a clases así como estoy.

Rendida decidí que era lo mejor irme pero cuando abrí la puerta dos valdes cayeron sobre mi vertiendo en mi harina y plumas. Nuevamente estaban las carcajadas presentes, todos estaba frente a mí riéndose por mis desgracias.

—Creo que se perdió una gallina en la universidad.

Todos se reían sin contenerse, mi paciencia estaba llegando a su límite al no soportar estas humillaciones públicas, es en este instante en que mi mente me pregunta si esta fue la mejor idea. Venir a un lugar para ser la payasa de todo un campus.

—¡Pero que Demonios sucede contigo Dariana!.

Mi ojos se abren en grande cuando ven al mismo chico del aeropuerto, el se quita su chaqueta y me la pone encima de mi cabeza cubriendome ya que era enorme. Sus ojos muestran su molestia por sus bromas infantiles.

—No puedo creer que le hagas esto a esta chica.

—No te metas en esto Miguel.

—No. Tu no te metas con ella. Madura de una Maldita vez y deja de comportarte como una mocosa de primaria.

Los bucheos hacia la chica se hicieron presente, ella realmente furiosa se marchó con él chico que la abrazaba pero en cambio yo estaba segura que no sería la primera ni la última vez que la vería en el campus.

—¿Estas bien?.

—Si. —lo veo a los ojos. —Gracias.

Cuando me quito su chaqueta para entregársela me doy cuenta que la había manchado con pintura roja, el sonríe amablemente para luego llevarme afuera cuando vi sus intenciones le dije que no pero parecía necio en llevarme así que use de pretexto que marcharía su asiento.

Con sorpresa veo como me quita su chaqueta y coloca sobre su asiento para que entrara.

—Ahora si podrás subir.

Al darme cuenta que nos observan acepté y me subí a su auto para llegar hasta la ciudad, me acompaña hasta la puerta de mi habitación. Al entrar sentí mucha pena dejándolo afuera así que lo invite a pasar.

Después de una ducha larga de tres horas tratando de quitar la pintura, logré sacarla de mi cuerpo, al salir ya vestida el chico me mira con fijeza, sonríe al ver que logré quitar la pintura.

—Luces mejor ahora.

—Gracias. Me has ayudado dos veces. —el sonríe atontado cuando me ve sonreírle. —¿Pasa algo?.

—Sabes que es muy largo para ti viajar hasta Abruzos.

—Soy nueva no conozco a nadie y este lugar es el que me asignaron en la universidad.

Sus ojos negros observan sus pies por unos segundos, el silencio monótono en la habitación comenzó a incomodarme. Cuando estaba a punto de pedirle que se fuera el habló:

—¿Qué te parece si te quedas con mi abuela?.

—Oye, —dije riéndome sin salir de mi asombro por lo directo que fue. —En verdad muchas gracias por lo que hiciste pero eso ya es mucho no quiero ser una molestia y menos deber favores.

—No lo tomes a mal. —sus ojos negros se mueven nervioso mientras que su cabello sujeto en una cola se mueve hacia a un lado. —Mira, mis padres buscan una dama de compañía para la abuela, es anciana pero se siente sola, esta unas cuadras del campus, para ti se te facilitaría mucho y para mis padres sería agradable que alguien como tú estuviera con ella.

—Mira. —No quería ser descortés con el. —Es muy amable de tu parte pero, apenas si me conoces y quieres que acompañe a tu abuela.

—Eres de la universidad, ¿si fueras una loca asesina no hubieras sido aceptada para el intercambio de estudiantes?. —Su respuesta me descoloca. —Piénsalo, ademas, mis padres son los que sugirieron que sería bueno que una chica linda y amable como tu estuviera con la abuela. —no podía creer que me había dicho linda. —Te dejaré mi numero para que me llames por si te animas.

Al salir de mi habitación, lo veo desde la ventana subirse a su auto y marcharse, observo la tarjeta con su numero escrito y lo primero que mi mente se pregunta es;

“¿Cuándo lo escribió?”.

Era absurdo que tuviera esa confianza tan rápida conmigo, apenas si lo conozco. Como podría aceptar su oferta aunque es tentadora ya que estoy desempleada, la universidad está lejos de aquí y me estoy quedando corta de efectivo.

—Qué pase un excelente día señorita Archer.

Salí de recepción después de dejar mi llave antes de irme a la universidad, esta vez iba mas temprano para llegar a tiempo pero me llevo la gran sorpresa de que el chico Miguel está afuera en su auto.

—Hola. —levanta su mano en saludo.

—No se si debo preocuparme por que seas un acosador o deba saludar por estar aquí.

Se ríe como lo que dije hubiese sido un chiste.

—Solo quería darte un aventón, vine por unas cosas a la ciudad y pasé de paso por tu hotel y como te vi salir me detuve.

No sabía si creerle o entrar de nuevo al hotel porque era demasiada coincidencia que estuviera afuera cuando salí para tomar un taxi.

—Vamos, te llevaré al campus, no tengas desconfianza.

Recordando que iba regatear con un taxista para que no me cobrarán una fortuna hasta el campus terminé aceptando y me subí a su auto. Cuando íbamos en el auto en total silencio mi corazón se acelera cuando se desvió de la ruta.

—No te asustes. —dijo antes de que hiciera la pregunta. —Es una ruta más rápida para llegar a casa.

—¿Tu casa?.

—Te dije que fui por una encomienda a la ciudad. Mamá me pidió comprar harina para enviarle pan horneado a la abuela en la noche.

En silencio permanecí sin creerle pero mi mente despeja cualquier duda al ver que estábamos en la entrada principal del pueblo, no mintió. Se detiene en una casa muy hermosa, era casi similar a la mía en Beufort. Entra y luego sale con su mochila.

Una señora sale y al verme agita su mano sonriendo, débilmente sonrío respondiendo su saludo de la misma forma.

—Hora de ir a la universidad.

Nos tomó al menos diez minutos atrevsar el bosque en su auto para llegar al final del pueblo donde estaba el campus. Al estacionarse todos me miran cuando me bajo de su auto. Miguel trota hasta alcanzarme. Sonríe con naturalidad cuando m ve nerviosa.

Sin que se lo pidiera, el me explicó la razón de la broma de ayer y es que los estudiantes de nuevo ingreso siempre son recibidos de esa forma no agradable. Pero luego los dejan en paz en mi caso así seria. También fue amable en hablarme y mostrarme donde serían mis salones de clases.

—Mira, el salón 8C es ta subiendo las escaleras en el tercer nivel..

Iba viendo el mapa mientras el señalaba con su dedo el gran mapa colgado en la pared de los pasillos del segundo nivel. El se despide cuando el timbre suena dejándome sola pero dijo que debíamos almorzar juntos así que acepté porque no quería comer sola.

Sigo viendo el mapa fijamente para memorizarlo, al tenerlo en mi cabeza giro sobre mis talones para ir a mi primera clase pero mis pies se enredan cuando choqué contra algo duro al mismo tiempo un poco frío.

Cuando siento la mano fría en mi muñeca izquierda deteniendo mi caída, un frío recorrió mi cuerpo al sentirla pero más cuando un par de ojos gateados me ven con un vacío inexpresivo que hizo mi piel erizarse ante el sentimiento extraño que recorre cada extremo de mi cuerpo.

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