En la cara de aquel chico se dibujó una sonrisa aterradora, una risa que fácilmente te provoca escalofríos desde los pies hasta la cabeza y sin pensarlo dos veces se abalanzo en contra mía.
Me tomo por los hombros y me presiono contra el vehículo acercando completamente su cuerpo contra el mío, no forcejee en contra suya pues quería saber hasta qué punto llegaría, aun con aquella sonrisa tan detestable exclamó.
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