Capítulo III - Discutir nunca es divertido

No sé por qué, pero mi cuerpo se quedó helado mirando a aquel varón de porte tan firme y un sentimiento inquebrantable de angustia se apodero de mí.    

Aquel hombre camino en dirección nuestra, miro a los compañeros de Ronan y estos de forma automática abrieron paso, así que era evidente que era alguien muy importante.    

Inmediatamente se acercó aquel miró a Ronan fijamente a los ojos sin decir una palabra hasta que de la nada volteó su rostro rápidamente en direeción mía mientras se quedaba observándome, con la misma actitud aquel camino unos pocos pasos más hasta que se colocó completamente frente a mí.    

Aquel hombre exclamó.  

— Está usted bien señorita.    

Su voz era extrañamente cálida y mi cuerpo lo noto al instante.    

 — Si, muchas gracias.    

— Lamento mucho la actitud que tuvo el patán de mi hijo — replico aquel de seguido.  

En mi mente se repitió la palabra hijo y realmente no podía creer que estos dos tuvieran un lazo consanguíneo presente, por lo tan diferentes tanto físicamente como en carácter ambos que eran.   

— Descuide — replique — yo también tuve la culpa en tal incidente intente disculparme, pero su actitud arrogante reto mi paciencia.    

— No pasa nada descuida, se el pésimo comportamiento que tiene mi hijo, ante todo, él acepta tus disculpas.    

Pero sin embargo Ronan tenía otro pensar pues no muy aquel hombre exclamo aquella frase aquel chico replicó.    

— Yo no me disculpare con ésta imbécil, yo no tengo la culpa de que sea tan torpe.    

Su padre al escucharle se giró rápidamente en dirección suya y mientras tal hombre le observaba aquel chico comenzó a retorcerse de dolor, podría decir que probablemente aquello no era visible para los allí presentes, pero sin dudas yo sí que lo pude notar quizás por la cercanía.

No pasaron muchos segundos hasta que finalmente  Ronan resignado exclamo:    

— Aceptó tus disculpas.   

Pensándolo bien, no entiendo que fue lo que tanto le molesto en ese momento, si nadie le estaba tocando, su expresión se asemejaba a alguien a quien literalmente le estaban retorciendo los huesos, pero desde el interior y por un momento su cara se tornó roja a la vez que se veía como con fuerza apretaba los dientes.    

— Perfecto — exclamo su padre — ya que todo está arreglado...  

Girándose de nuevo a mi aquel hombre con una expresión un tanto alegre se acercó, extendido su mano y se presentó.     

— Mi nombre es Claus Ricci, un placer conocerle señorita, podría si no es mucha molestia saber su nombre.     

Tras su presentación, pensé que sería de mal gusto no también hacerlo así que extendí mi mano para saludarle dando de seguido mi respuesta a él y exclame:    

— Mucho gusto señor Ricci, mi nombre es Hope Deltori.    

No sé por qué, pero al sujetar su mano tuve la sensación extraña de que aquel se encontraba estuviera esperando algo que presumía ver en mí, pero al no ser parte de su cometido aquel había quedado completamente decepcionado.

— Bueno señorita Hope en vista de que todo está aclarado, me despido de usted por lo pronto me llevare a este tonto para que pueda estar tranquila.    

Ronan sobre exaltado gritó...    

— ¿Qué, por qué?     

A lo que su padre contesto de una forma muy calmada, demasiado calmado la vedad diría yo.  

— Cállate y sal del cine.  

Aquel hombre le observo por encima del hombro izquierdo pudiendo desde allí llegar a ver a Ronan por la rabiza del ojo perfectamente y solo basto aquello para que el obedeciese.     

Aún recuerdo su rostro cuando se retiraba del lugar, aquel chico mantenía una expresión de enojo muy visible ligada a unos sentimientos de odio y frustración junto un evidente deseo de querer matarme.

¡Ash!  se me eriza la piel de solo pensarlo y por un momento desee que la tierra me tragase por ende me arrojara lejos de ahí, pero pronto la imagen de mis abuelos vino a mí memoria haciéndome recapacitar.     

Dije en un tono un poco bajo:    

— Otra nueva guerra para el álbum como si no fuera suficiente con el estrés que se me avecinaba los próximos días.   

Con todo lo sucedido ya llevamos alrededor de una hora discutiendo y no pensé conveniente entrar a la sala que nos correspondía porque aún me sentía exaltada, por lo que dije a Jacob.     

— Mejor salgamos de aquí — repuse al tiempo que aun mis ojos permanecían fijos en la puerta que da a la salida del cine.   

Jacob proclamo.  

— Estás segura.    

— Si, ya se me quitaron las ganas de ver la película, además ya debió haber empezado.     

Cercano al cine hay un pequeño parque para niños con columpios y resbaladillas lugar al que Jacob y yo solíamos ir de niños, pero detrás de él hay una extensión del bosque por lo que los niños le tienen un poco de miedo así que de noche es difícil verlos jugar allí así que la tranquilidad era vital.

Jacob y caminamos hasta el parque para relajarnos un poco así que no muy bien llegamos nos sentamos en los columpios, la noche estaba hermosa y la luna se hizo presente en todo su esplendor.   

Mientras miraba el cielo con Jacob de la nada empecé a sentirme observada; por un momento pensé quizás que me estaba volviendo loca, e intenté relajarme para que el tonto que estaba a mi lado no notara que aún estaba afectada por la situación ocurrida.    

Ya teníamos un buen rato sentados allí, cuando me dispuse a abrir mi cartera en busca de mi móvil pues tenía la intensión de llamar al abuelo para que fuera por mi busque y busque por los espacios de aquel bolso y nada simplemente aquel no estaba por lo que de continuo parlotee.   

— Lo que me faltaba.   

Jacob inmediatamente noto que estaba inquieta por lo que se dispuso a mirarme fija y atentamente en silencio.   

— Sera mejor que regresé a casa Jacob — dije tras tener su completa atención — podrías llamarme un taxi, no logro encontrar mi móvil y ya es tarde, además no me siento muy bien la verdad.    

Jacob tras escucharme se puso de pie alejándose de donde hacía un momento se encontraba sentado y acercándose a mi sujeto mi mano y me pidió que nos quedáramos un rato más ya que quería que me relajara antes de emprender nuestro camino.

Así que recalcando lo anterior replico de igual forma que él me acompañaría a casa, que no tenía nada que temer y en ese preciso instante recordé de nuevo lo tonta que soy al venir a mi mente los recuerdos de mi hogar.   

— No puede ser, como es que siempre terminas salvándome y yo termino bueno en la mugre.  

Lo que recordé era preciso y tenía que ver con mi salida de mi hogar pues que antes de marcharme había sujetado la caja que me había dado la abuela por el nudo del pañuelo a mi bolso cosa que irónicamente no noté ni cuando caí al suelo, ni mucho menos cuando buscaba mi teléfono así que era evidente que realmente me encontraba mal.   

Rápidamente dando vuelta a la cartera en busca de aquello tras dar con tal objeto le desaté y le abrí, bastante fue mi sorpresa al notar aquel desastre pues, aunque en mi mente había posibilidad de ver, aunque sea algo en buen estado era completa lo contrario, con la caída se habían roto las galletas y por el impacto el pequeño bote de cristal donde se encontraba la mermelada se quebró haciendo que en aquella caja solo reinase el desastre.

Sin poder evitarlo la vergüenza se apodero de mí y dije mientras agachaba la cabeza.

— Desde esta tarde mientras estaba con los abuelos me eh sentido muy extraña, lo siento y ahora con esto me siento aún peor, eh arruinado por completo nuestra salida.   

Dije esto mientras intentaba esconder mi rostro de Jacob quien como cual guardián permanecía aun frente a mí, aquel chico tomo su mano derecha, mano que suavemente deposito debajo de mi mentó la cual uso para elevar de forma delicada mi rostro para que yo le mirase a los ojos y replico.

— Mírame Hope, sabes que disfruto todo lo cocinado por las manos de tu abuela, pero, me da muchísima más paz el hecho de saber que con todo lo sucedido no te allá pasado nada malo la caja ahora mismo es secundaria y no te voy a negar que me hubiera encantado probarles, pero tú bienestar es mucho más importante.   

La verdad al verle no pude evitar quedarme atontada mirado aquellos ojos de color verde tan llamativos que posee y no pude evitar notar lo mucho que ya había madurado ya que no era el niño tímido, temeroso y débil que conocí a mis doce años.

Aquel creció convirtiéndose un guapo y valiente galán, uno de un carácter noble y servicial, sin dudas ya ni él ni yo éramos unos simples niños es más incluso estábamos a alrededor de un mes para nuestro cumpleaños pues curiosamente habíamos nacido el mismo día, solo que en años diferentes para estar más unidos todavía.

Al verle allí sonreí recordando nuestras travesuras y todos esos sentimientos que me estaban atormentando desaparecieron, él sin dudas siempre ha sabido como calmarme — quizás por eso me siento tan atraída a él — pensé muy escondida en mi mente.   

Jacob noto que se me había empezado a dibujar una sonrisa en mi rostro, aunque me estaba resistiendo a ella, pero conociéndole como lo hago sé que tras tal logro no se limitaría solo a verme pues él es de aquellos hombres que prefieren actuar antes que pronunciar palabra alguna.

Por lo que usando su afanado conocimiento para que finalmente yo estallara tuvo la brillante idea de hacerme cosquillas y empezó a actuar como un payaso hasta que lo logro la verdad no recuerdo cuanto tiempo estuvimos riendo a todo pulmón hasta que nos fuimos del parque tras hacer uso de tales tonteras.    

Jacob una vez estábamos listos, saco el móvil de su bolsillo marco aquellos números en la pantalla táctil con rapidez y tras hablar por algún tiempo con la persona que se encontraba al otro lado, dijo tras dirigirse a mí.  

— Ahora que te encuentras mejor nos podremos marchar, solo es cuestión de tiempo a esperar hasta que el taxi llegue — y asintiendo con la cabeza confirme lo escuchado.

Por algunos minutos ambos esperamos hasta que finalmente aquel auto amarillo se detuvo justo al frente de aquel pequeño parque y tocando la bocina indico que nos acercáramos. 

Al caminar hacia el taxi nuevamente sentí que algo no andaba bien sentimiento que se incrementó tras sentir algo de movimiento desde la maleza que para aquel momento daba a nuestras espaldas provocando que todo en mi se erizara.

Producto de aquello me vi obligada a detenerme abruptamente y de seguido volteé el rostro para ver qué pasaba, pero simplemente terminé encontrándome con los juegos donde estábamos anteriormente sentados junto con la espesa oscuridad que se veía venir desde el bosque y si de nuevo volvió ese sentimiento de intranquilidad. 

Jacob me cuestiono lleno de curiosidad al ver que permanecía fija en dirección a aquella zona, pues no era capaz de apartar mis ojos de aquel lugar. 

— Pasa algo Hope. 

— No — dije para no preocuparle pues pensé que probablemente todo aquello era algún juego formado por mi propia mente.  

Así ambos subimos al auto y Jacob indico el camino al taxista hasta mi hogar.

Jacob ante todo es muy testarudo pues, aunque le insistí que no había problema en que me dejase en la división del residencial pues mi hogar quedaba relativamente cerca de la entrada además de quería porque no caminar un poco para tomar algo de aire fresco simplemente aquel se negó incluso a pesar de que aquel vive en la vía contraria.    

El taxista se detuvo precisamente al lado del camino de baldosas que da a la fachada de la casa siguiendo las indicaciones que Jacob venia impartiéndole y desde allí una vez que pude abandone el auto, me despedí de Jacob y el taxista aceleró.    

Las luces de la fachada aún estaban encendidas y podía ver por la ventana a través de la tela de las cortinas la luz parpadeante del televisor por lo que supe de inmediato que mis abuelos estaban aun despiertos un completo alivio para mí.   

Aún allí de pie sin moverme me acomodé el lazo de mi bolso sobre mi hombro, lo abrí y saqué mis llaves pues quería estar lista para ingresar rápidamente a la residencia, pero cuando me disponía finalmente a iniciar mi marcha me quedé perpleja pues de la nada y tras observar por la rabiza del ojo vi en la casa de al lado a través de la ventana en uno de los cuartos superiores, a pesar de estar totalmente a oscuras esa área una figura de forma exacta una silueta junto con unos ojos grises muy brillantes. 

Para mi eran demasiado visibles aún más se hacían notables gracias a la escasa, pero precisa luz de la luna que alumbraba el borde de la ventana resaltando exactamente por encima de está permitiéndome notar tal silueta.

La verdad siempre tuve buena vista, aunque solía esconder mis ojos detrás de unas gafas por lo que sabía que lo que había visto era totalmente real.   

Rápidamente recobré mis sentidos tomada por el nerviosismo y caminé lo más rápido que pude hasta las escaleras que daban a la fachada.   

Eran más o menos las diez y treinta de la noche, la calle estaba relativamente sola, siendo que lo único que reinaba eran los sonidos de los grillos, así que cuando pude abrir aquella puerta velozmente me hice paso, aunque temblorosa y angustiada.   

Una vez en el recibidor me quite el abrigo lo coloque en el armario y me dirigí hasta la sala común donde estaban mis abuelos.

No muy bien entre me acomodé en medio de ellos y les dije que los amaba necesitaba hacerlo pues sabía que la única razón por la que aún estaban despiertos se debía a que aguardaban por mí.

De inmediato aquellos como por obra de un sexto sentido notaron que algo pasaba, pero no quisieron preguntar a lo que solo me abrazaron fuertemente, a los pocos minutos ya calmada les di las buenas noches y me fui hasta mi habitación.    

Al entrar las sorpresas no dejaban de ser partícipes del momento pues precisamente vi donde había dejado el móvil que pensaba perdido, lo vi tan cómodo encima de la cama como si nunca se hubiese movido y respiré profundamente.       

No muy bien hice aun lado aquel momento me quité la ropa y me dispuse a ducharme necesitaba descansar era ante todo necesario así que al salir de la ducha busqué algo de ropa interior junto a una cómoda pijama y tras entrar a la cama me acomodé en sus suaves sabanas.

Era tano el agobio vivido por mi aquel día que no pude distinguir el momento exacto entre cuando finalmente cerré mis ojos y cuando por fin desperté por primera vez en mucho tiempo había dormido corrido toda la noche.

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