Jhon esperaba pacientemente en la camioneta, miraba el reloj a cada momento, cada minuto era una hora, y el tiempo parecía una eternidad.
—Vamos responde mi amor, ya deberías estar aquí. —se decía Jhon mentalmente mientras jugaba con sus dedos sobre el volante y mirando por donde Rania debería llegar.
Una hora más y Rania no respondía mensajes ni contestaba las llamadas. Encendió la camioneta y salió a su encuentro, manejó lo más rápido que pudo cuando ablo lejos divisó el humo de una camioneta, aceleró la marcha y se encontró con los bomberos apagando el fuego. Jhon bajó corriendo de su vehículo y fue a investigar sobre el estado de salud de Rania.
—Señor no puede pasar..—trató de detenerlo el agente.
—Ese carro es de mi mujer. ¿Dónde está ella? Quiero verla. —respondió Jhon zafándose y estando más cerca del vehículo calcinado.
—¿Dónde está mi mujer? —preguntó a gritos y caminando de un lado a otro buscando la.
—Señor...aquí no había nadie, cuando recibimos la llamada de auxilio, y