Dos horas después de que yo llegara a la casa de mis padres, llego mi padre muy contento, entró en el salón donde estábamos sentadas en el sofá mi madre y yo fijándose mi padre en que las dos estábamos muy serias, me dio un beso en la cabeza sentandose al lado nuestro en el sofa
— ¿Pasa algo cariño? parece por vuestros rostros que hayáis venido de un funeral — nos dijo mi padre
Como pude y aunque alguna lagrima broto de mis ojos, le conte a mi padre lo mismo que le dije a mi madre, solo que él, se levantó de pronto del sofá muy enfadado, se acercó al mueble bar poniendose en un vaso un poco de licor mientras miraba a mi madre.
— ¿Con qué derecho viene ahora ese payaso a decirle a mi pequeña lo que tiene que hacer?, además Sofía hija puedes tener más hijos, no tienes por que aguantar las amenazas de ese hombre — me dijo mi padre
— Papa no se trata de amenazas, se trata de que nos hundiría a vosotros y a mí misma, y eso no lo puedo consentir, por vosotros y por mi — le dije a mi padre