Sebastián Ghill.
─ ¿Estaba embarazada? ¿Negociación? ─ Preguntó frunciendo el entrecejo. Respiré profundo.
─ Viajé porque Laissa, sufrió un accidente y perdió el bebé ─ musité, ya que le había informado que Laissa, estaba enferma, pero no, que había perdido a nuestro hijo.
─ ¡Dios mío! soy una tonta, haciéndome ideas equivocadas, debo llamarla para saber cómo está, debemos estar allá con ella. ─ Se alarmó preocupada.
─ Aleska, son las tres y treinta de la madrugada, seguramente Laissa, está durmiendo, ahora más tarde nos comunicamos con ella.
─ Soy una tonta, que solo le ha hecho daño, a su mejor amiga ─ musita llorando y yo, la observo.
─ ¿Por qué piensas eso? ─ Le pregunto levantando su mentón y limpiando sus lágrimas. Ella, se queda pensando y yo, solo la escudriño con el pensamiento.
─ Yo, te separé de mi lado y ella, ahora está muy enamorada, regreso y ella prefiere alejarse, para olvidarte y dejarnos ser feliz. Ella, sufre por tí y ahora, por la perdida también y yo, soy t