CAPITULO 27 ALMAS NEGRAS.
Laissa Simons.
Ingreso al auto y arranco, cuando ya me alejo lo suficiente golpeo el volante con fuerza. Voy a toda velocidad, tratando de despejarme de la furia que tengo contenida. Esa estúpida, se salvó a pesar de que le dió un infarto, golpeo con mas fuerza el volante, respiro profundo, una, dos veces, tres veces y presiono nuevamente el acelerador, pensando también en mi madre.
─ Está ciega de por vida, quizas no recupere el equilibrio nunca más y todavía aún después de operada, corre mucho riesgo con el procedimiento de radioterapia, ─ pienso esperando que ese procedimiento, se la lleve de una vez por todas, para el otro mundo.
Golpeo con más fuerza el volante, sacando la rabia que llevo acumulada por horas, por días y más al saber que continúa viva.
Llego a la mansión de mis padres y me consigo con mis tíos, los padres de Melissa, quienes desde el asunto de la pena privativa de libertad de su hija, no me toleran, según ellos yo manipulé a su hija. Eso no es mentira, es