Rebecca siente que su corazón rebosa de felicidad con las palabras de Alex. Desde que aceptó sus sentimientos por él, todo lo que deseaba escuchar, él lo ha dicho frente a todos. Con cariño, Alex acaricia su rostro mientras ella lo abraza, dejando que las lágrimas de felicidad corran por su rostro.
– Rebecca, te he dado todo lo que tengo, incluso mi corazón, sin que necesitaras pedirlo. Espero que puedas amarme a cambio. Harás de mí el hombre más feliz del mundo.
– Alex, te amo, te amo y te amo. – Ella llena su rostro de besos. – Estoy tan feliz, tú me completas de una manera que nunca imaginé. No estaba segura de merecer tu amor.
– Hey, deja de decir eso. Eres perfecta. Daría mi vida por verte feliz, Rebecca. Eres lo mejor que me ha pasado. – Él la besa una vez más. – ¿Volvemos a la mesa?
– Sí. – Responde, con una encantadora sonrisa. Alex toma su mano y la lleva de vuelta a la mesa.
– Alex está enamorado, no puedo creerlo, me morí y fui a otro mundo. – Bromea Leandro, sacando risas