No hay necesidad de describir, cuantas veces él la beso como si su vida dependiera de ello, no hay necesidad de contar las veces que ella gritó el suyo proclamándolo, mientras la poseía cuál desesperado porque tenía a la mujer de su vida jadeando su nombre de manera demandante para así confirmar lo que el sabía , no hay necesidad de decir cuántas veces sus manos jugaron con cada parte del cuerpo de la mujer que ahora era suya, no hay necesidad de decir la sorpresa y el honor que sintió al saberse el primero en su vida, sus cuerpos bailaron como si supieran que estaban hechos el uno para el otro, él jamás sintió con nadie esa pasión que lo estaba consumiendo, jamás pensó que la noche acabaría con ella sobre él y él contemplándola como si de una aparición divina se tratase quedo embelesado