NATALIA
— ¿Dónde me estas llevando? —Debería tener miedo, pero lo que tengo es expectativa.
—Silencio, usted señorita no está autorizada a hablar
Quien se habrá creído para querer hacer conmigo lo que le dé la gana
—Oh me dices ahorita mismo, donde me esas llevando o empiezo a gritar como loca hasta que alguien me oiga.
—Este hermoso auto cuyo valor es de varios ceros es a prueba de ruidos —¡¿Qué?!
Y pasa su dedo por mis labios arrastrándolo tan malditamente lento y sexy hasta mi mentón y me doy cuenta que no tenga escapatoria que diga lo que tenga que decirme y se acabó, me alejo lo más que puedo de él si eso es posible teniendo en cuenta que estamos dentro de su gran auto, siempre hac