—De ti absolutamente nada, bueno sí una cosa, que te alejes de Valente. —Me responde.
—Déjeme en paz. — Respondo, y no abro la puerta y salgo, porque ya está manejando con exceso de velocidad.
— ¿Cuánto quieres para alejarte de él?— Pregunta ofendiéndome como si mi amistad fuese interesada o estuv