—Eres un cobarde. — Respondo, provocadora, no entiende para que amenaza tanto.
—No tienes idea de a quien estás provocando. —Advierte.
—Y no tienes idea lo mucho que me gusto tu amenaza, lástima que seas un miedoso. — Continúo como la propia kamikaze, me gustaría probar nuevamente la cama del doct