Estoy sentado detrás de mi escritorio, rodeado por mis mejores hombres: Thane, Kaid, Ryker y Orion. La oficina está en silencio, solo interrumpido por el sonido de la lluvia que cae fuera. La tensión es palpable.
— ¿Caballeros, comenzamos? —pregunto, intentando mantener la calma.
Thane esta de muy mal humor porque esto ya lo vivio y penso que ya habia termino.
— ¿Se sabe algo sobre los atacantes, Venco?
— Todavía no —respondo, sacudiendo la cabeza—. Estamos investigando, pero no hay pistas claras.
Kaid se levanta y comienza a caminar por la habitación.
— Eso es lo que más me preocupa. No sabemos si se trata de una manada rival o de algo más.
Ryker se cruza de brazos.
— ¿Y qué hay de Morax? ¿Se ha encontrado algún rastro de él?
— Nada —respondo, frunciendo el ceño—. Es como si se hubiera esfumado.
Orion habla por primera vez, su voz baja y pensativa.
— Recuerdo la traición de las manadas de hace años. ¿Crees que pueda estar relacionada con esto?
— Es posible —asiento—. Las manadas que