CAPÍTULO 33. MALOS ENTENDIDOS

Cristóbal se vistió con rapidez y salió corriendo a alcanzar a Anastasia, no quería que se fuera de esa manera, no lo había dejado hablar y se fue pensando lo peor, sin embargo, cuando llegó al frente del restaurante la vio montándose en un vehículo y comenzó a llamarla sin importar el bullicio que provocaba — ¡Anastasia! ¡Anastasia!

Por más que insistió llamándola la joven lo ignoró totalmente, por eso exclamó molesto —¡Maldición! ¿Por qué tiene que ser tan orgullosa?

Entró nuevamente al Restaurante, recorrió con la mirada el sitio y se dio cuenta de que no solo Anastasia había abandonado el lugar, sino que tampoco se encontraba Sebastián, sin embargo, lo que más aumentó su curiosidad, fue el hecho de que su acompañante Pamela aún se encon

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