—¿Y no le dijiste te quiero de vuelta? eres lo peor.
Abrí la boca confundida. Es cierto, lo olvidé. ¡AHGG! ¡POR QUÉ SIEMPRE HAGO TODO MAL! me tomé la cabeza desesperada y pataleé en el sillón. Marc se rió mientras pasaba de película en serie buscando algo para ver.
—No pude. —suspiré. Recordé la cita de ayer y una mueca rara apareció en mi rostro tratando de esconder mi sonrisa—. Simplemente me cohibí. ¡Es que lo hubieras visto! su seriedad al decir esas cosas es abrumante.
—Abrumante...
—¡Sí! y yo no estoy acostumbrada a escuchar algo así.