—Seok, es el sexto ingeniero que despides en cinco años.
—¿Y qué quieres que haga? Ninguno ha sido competente. Ninguno ha podido hacer de esta empresa lo que era antes, nos hemos quedado obsoletos.
Jun y Seok, estaban preocupados. En los últimos años, las ganancias habían sido casi nulas. Lo que le hicieron a Kyong, fue una espada de doble filo. Se libraron de la cárcel, habían destruido a ese hombre, era cierto, pero en el camino, se estaban destruyendo a sí mismos.
—Buenas tardes, señores.
—Adelante, Jiwoon. —Seok suspiró y dejó que entrara, la encargada de publicidad y mercadeo.
—No son buenas noticias.
—¿Ahora qué? —El hombre dio un golpe en el escritorio.
—Los de Second Chance no quisieron renovar el contrato, les enviaron una carta y un cheque por los últimos tres meses de servicio.
—¡Me lleva el diablo! —gritó Seok. Estaba tan furioso que su rostro se había enrojecido por completo.
—Pero, ¿No dieron un motivo por el cual no quisieron renovar después de tantos años? —Jiwoon dudó