Denisse, se quedó viendo fijamente la puerta por dónde las mujeres y la niña se habían marchado, sus ojos se llenaron de lágrimas comprendiendo que de manera inconsciente había sido parte de una traición, y lo peor de todo es que Emely daba la impresión de ser una excelente chica, lentamente se giró hacia su novio, mirándolo a través de la cortina de lágrimas.
—Mi amor. . .— comenzó él, pero ella soltó su mano y se puso en pie de inmediato.
—Ahora resulta que si soy mi amor, pero frente a Emely no dejabas de llamarme por mi nombre— Mateo suspiró y se puso en pie, mirándola con ¿arrepentimiento?, ¿Vergüenza?
—Lo siento mucho— intentó tocarla, pero ella se alejó mirándolo con una mezcla de furia y tristeza.
—Sentirlo no es suficiente Mateo, yo soy mujer también, lo he visto en sus ojos antes de irse, le has causado un dolor terrible.
—Lo sé — dijo bajando la vista al cielo.
—¡Por Dios, Mateo!, ¡Prometido, su prometido!— dijo llena de angustia.
—Lo era, ya no lo soy, estamos juntos ahora