— Señora Hamilton, Daniela está en el hospital, necesita recibir tratamiento para su asma, de no hacerlo ella puede morir, ahora mismo no tengo dinero para los gastos, ¿podría usted... podría usted ayudarme a pagarlos está vez? prometo que se le devolveré todo apenas tenga para pagarle.
— ¿Te volviste loca? yo no voy a tirar mi dinero así nada más, puedo dártelo si a cambio me firmas la custodia de mi nieta, ella merece criarse entre los Hamilton y no con una madre mediocre como tú, piénsalo, es por el bien de tu hija, deja de ser egoísta y piensa en su futuro no en ti — la malvada mujer cortó la llamada dejando a Romina sin una sola esperanza.
Romina se detuvo a llorar recargada en la pared del hospital abrazada a sus piernas, necesitaba un momento, pensar que podía hacer, el último recurso que tenía era vender su casa, eso la dejaría sin un techo para su hija y para ella pero al menos podría salvar la vida de Daniela.
En ese mismo momento la madre sacó su celular para llamar a una agente de bienes y raíces, necesitaba vender su casa a la brevedad posible, estaba en una buena ubicación y era un lindo hogar.
Ella le explicó que necesitaba por problemas médicos de su hija vender la propiedad cuánto antes, la agente simpatizó con su problema y prometió trabajar en ofrecerla cuánto antes, así que se citaron en media hora para tomar fotos y ponerla en el mercado.
Cuando Romina sentía que no podía más, recibió una llamada de su amigo Roberto. Es un amigo siempre la perseguía, pero Romina ya lo rechazo por muchas veces.
— Hola hermosa, ¿cómo te encuentras? ¿todo bien con Daniela?
— No Roberto, todo está mal, Daniela está en el hospital, no tengo dinero para cubrir los gastos de su tratamiento, acabo de poner en venta la casa, es como si una nube gris me persiguiera.
— No tienes que hacerlo yo puedo ayudarte, yo puedo cubrir los gastos del hospital, déjame ayudarle Romina, sabes lo que siento por tí, no me gusta verte sufrir, ¿por qué no me das la oportunidad de hacerme cargo de ustedes? ¿por qué no intentas darte una oportunidad conmigo?
Nathaniel la escuchaba y quería ahorcarla con sus propias manos, ella no le tenía ni siquiera un poco de cariño a su pequeño.
—¿Es así como juzgas a nuestro hijo, Aracely?
El CEO miró con desconfianza a la mujer hostil que tenía delante, reconfirmando la probabilidad de que esta mujer fuera la verdadera madre de su hijo, ¡ni siquiera se parecían! Aparte de la apariencia, y la personalidad, y el amor entre madre e hijo, es casi inexistente.
Nathaniel recordaba que él era igual que Darriel cuando tenía su edad, muchas veces fue incomprendido por las amistades de sus padres, por sus familiares y la sociedad misma, pero nunca por su madre ni por su padre quienes siempre lo quisieron como era. Los padres Diamantis dan a su hijo espacio suficiente para crecer libremente.
— Lo que sucede es que Darriel es un niño poco común, es un niño genio, y tú eres muy estúpida para comprenderlo, si no habla contigo es por que tus conversaciones son obsoletas y perdida de tiempo para él.— ¿Me llamaste estúpida? ¡no tienes derecho, soy tu prometida y la madre de tu raro hijo que solo habla de formulas y de idiomas, eres tú quien le mete todas esas ideas aburridas y no lo dejas vivir una niñez normal! nuestras amistades creen que es un fenómeno.— Me importa muy poco la opinión de esas amistades a las que te refieres, y tampoco me importa tú opinión! ¡sobre todo porque sé que Darriel no es tu verdadero hijo! — la mano de Nathaniel se escuchó azotar el escritorio, Araceli palideció en el momento que escuchó sus palabras, lo sabía, él lo sabía... pero... ¿cómo?El rostro de la pelinegra se volvió pálido, no podía dar crédito a lo que estaba escuchando, él... lo sabía, sabía que Darriel no era su hijo, ¿pero... cómo es que lo sabía? ¿hasta que punto? ¿que iba a hacerle?