- ¿Seguro que no arriesgas nada?
Lily puso su teléfono en el borde del fregadero para poner sus últimos alfileres en su moño trenzado.
- No, al menos no lo creo.
- Mira, no estoy seguro de tener...
- ¿Sandrine? Ella interrumpió, apoyando las manos en el borde del fregadero. Ya es demasiado tarde, y me gustaría señalarles que fuiste tú quien sugirió que fuera en busca de un buen artículo para tener la posibilidad de abrir mi blog, ¿recuerdas?
Sandrine suspira por el altavoz.
- Sí, pero estás en Rusia y sola …
Lily reprimió un tirón cuando la tubería comenzó a aflojarse de nuevo.
- Fue Sandrine hace seis años. Ella respondió con un suspiro, una mano en su corazón. He crecido desde entonces, y entonces dejemos de hacer clichés. Hay tanta delincuencia en Estados Unidos como aquí.
- Sí, pero, de todos modos, no me tranquiliza. Sandrine replicó, cuya voz reflejaba una sucesión de remordimientos.
- Sandrine por favor, estoy bien, no estoy arriesgando nada. Lily dijo tomando el teléfono en su