Capítulo 27. Fénix.

Arion sintió un nudo en la garganta y asintió, incapaz de pronunciar palabra. Se sentía conmovido por la confianza que el niño depositaba en él, y aunque no sabía si sería capaz de cumplir con su promesa, sabía que haría todo lo posible por hacerlo.

El hombre, a pesar de tener ganas de llorar, no pudo evitar sonreír ante la inocencia de Eton, y dijo:

—Claro que sí, hijo, puedes llamarme papá. Desde ahora, serás Eton Aetón —las lágrimas empezaron a rodar por sus ojos, porque recordó a ese otro pequeño, a su hijo, a quien despreció por imbécil.

El niño lo vio llorando y se preocupó.

—Si te dan ganas de llorar que yo sea tu hijo, entonces, no te diré papá —Arion negó con la cabeza mientras le sonreía al pequeño.

—No es eso hijo… hace unos años, yo me porté mal con una personita inocente, la rabia, los celos, hicieron que actuara de una mala manera… él era mi hijo y yo lo hice a un lado y después él con su madre murieron en un accidente y los perdí… desde ese día mi corazón no ha dejado d
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