Conrado interrumpió enérgicamente las palabras de la mujer, cansado de sus acusaciones y manipulaciones.
—¡Ya basta, Ninibeth! No permitiré que sigas hablando de esa manera de Salomé, no solo es una mujer honesta, sino también la mujer que amo y no merece tus ataques. No puedo creer lo envenenada