Más salidas que un gato.

El pequeño Aleksey empeoró más las cosas, ahora Alexandro volvía a llorar, Había perdido el reto, su mesada y lo habían llamado gordo.

Cuando llegaron a la tienda de lencería Isabella ya iba saliendo con unas bolsas en sus manos, no se las había querido dar a los guardias porque se trataba de su ropa interior.

El CEO vió y no le gustó que su mujer cargara las compras.

— Isabella, deja que los guardaespaldas lleven las bolsas, no es como que vayan a mirar lo que llevas ahí. — Pidió el hombre, Pero fue más en una órden.

— No pesan casi nada, no seas exagerado Sergey. — Más en ese momento la madre vió a uno de sus pequeños con sus grandes ojos azules llorosos. — Un momento, ¿Qué está pasando aquí? Ruso, ¿Qué le pasa a Alexandro? Dime las cosas, ¿Le duele algo? ¿Se golpeó? — Isabella esperaba una respuesta rápida.

— ¡Mamá, reté a Alexander en el juego del baile de los videojuegos, habíamos apostado la mesada y... me ganó, yo perdí! buuu...

— ¿Qué hicieron que? No lo puedo
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