El asombro de la bella pelirroja fue tanto que se quedó sin palabras y clavada en su sitio, se trataba de su jefe, su malhumorado jefe. ¿Qué diablos hacía él en su casa? ¿Acaso la había venido a supervisar sobre el pie y su evolución?
— Buenas noches señorita Smith. Me disculpo si mi presencia le sorprende de esta forma. — El CEO Larsson estaba perdido en la belleza de Griselda, siempre la veía vestida en ropa de oficina, y aunque se veía preciosa, hoy estaba deslumbrante.
— No, yo... Ya me siento mucho mejor. Mañana tengo cita con el médico y... estoy segura que me dará de alta. Podré presentarme a trabajar pronto, bueno... si es que todavía está disponible mi puesto de asistente de presidencia...
Griselda miraba a su apuesto jefe que vestía de traje hecho a medida color café claro, camisa beige, zapatos cafés y un costoso reloj en la muñeca, sus verdes ojos de un tono diferente a ella resaltaban en su masculino rostro.
— No estoy aquí por ese tema, pero me da gusto que ya