11 – EL GATO Y EL RATÓN.
El bullicio se encuentra presente en cada rincón de la estancia, lo cual no hace sino incrementar su ya de por si marcado mal humor. A su alrededor todos bailan, gritan y beben alegremente, y si bien él tiene muy claro que ninguna de aquellas tiene culpa alguna de lo que está ocurriendo, no puede evitar desear despellejar a cada uno de las peores maneras que su mente pueda idear.
— Los de la armada saben que llegaron a puerto. César dice que la armada ha estado deteniendo a cada hombre que luzca mínimamente sospechoso o tenga un ligero aspecto de pirata — son las palabras de Violet al dejar sobre la mesa un plato con pollo y un tarro de ron. — avisaron que llevarían al gold dragon fuera de las fronteras de la isla.
Eric escucha la información dada por la pelinegra, pero sin prestar una atención real a sus palabras, o por lo menos, no una atención más allá de la necesaria. Conoce bien a sus hombres y sabe que estos pueden tomar las mejores decisiones para resguardar el barco sin necesi