Bosco cogió a Cecilia de la mano y empujó la puerta de la habitación, entrando bajo su mirada feroz.
Cecilia frunció el ceño: —esta es mi habitación, ¿qué quieres hacer?
Respondió Bosco: —ducharme y dormir.
Dijo con una sonrisa burlona, pero ella entendía que la estaba provocando.
Definitivamente, Bosco lo estaba haciendo a propósito, porque quería verla enloquecer de rabia, pero no podía hacer nada contra él.
Cecilia había pedido una habitación con una cama de matrimonio y un sofá junto a la ventana, no había otro sitio para descansar.
Bosco no se iría a dormir al sofá, así que solamente tenía dos opciones ella: dormir en la cama con él, descontenta, o sentarse en el sofá, viéndolo cómo se acostaba en la cama grande.
Cecilia frunció los labios, dijo en tono disgustado: —vuelve a tu propia habitación.
En este hotel no había la suite presidencial, pero sí habitaciones VIP con termas privadas.
—Somos marido y mujer, si dormimos en habitaciones separadas, ¿no hará que todo el mundo mali