Cecilia ladeó la mandíbula, el fondo de sus ojos reflejando la luz de arriba, brillantes y radiantes.
Flavio frunció los labios, y luego dijo: —¿Tanto le quieres?
—Es un asunto entre él y yo, no tiene nada que ver con los de fuera.
—Pero he oído que tú y el señor Borja siguen divorciados hasta ahora, si le quieres, ¿por qué no le ha visto casarse de nuevo?
Cecilia levantó la mandíbula hacia él: —Te lo diré si te quitas los pantalones.
Hablaba con una actitud seria como revisando información y escribiendo trabajos en la universidad.
Dijo Flavio: —¿Crees que si el señor Borja viviera les dejaría solos a ti y al niño?
Dio un paso hacia Cecilia y le tocó el estómago con la otra mano: —¿O de qué me serviría aparecer como Flavio cuando soy Bosco?
Cecilia lo sintió esta vez, la mano de él se posó en su estómago, y lo acarició suavemente, no estaba segura de si era una acción subconsciente o algo más.
Pero esta persona frente a ella seguía siendo la identidad de Flavio ahora, cuando su palma f