Sarah fue dada de alta del hospital.

Desde que ingresó en el hospital, Rodney no la visitó, excepto por el primer día. Sólo mandó que la cuidadora la acompañara.

Eso irritó mucho a Sarah.

Después de que ella regresó a la villa, Rodney tampoco regresó a casa. Él la evitaba diciendo que estaba ocupado en el trabajo y luego le dijo a la cuidadora que le recordara tomarse los antidepresivos a tiempo.

Cuando Sarah fue a buscarlo a la empresa, él no estaba allí. Cuando ella lo llamaba, él siempre decía que estaba ocupado.

En casa, Sarah hacía berrinches histéricos todos los días y rompía cosas. Incluso la cuidadora no podía soportarla a veces. Si no fuera por el alto salario, ya habría renunciado.

Sin embargo, Sarah ya no se atrevía a perder los estribos con Rodney.

Ella no era estúpida. Podía sentir que Rodney ya no la complacía como antes porque sabía que Freya no fue la que la dejó así. No tenía nada que ver con él, así que ya no se sentía tan culpable.

Si volvía a discutir con Ro