Sarah se puso a llorar. “Desde que Eliza me secuestró, he tenido pesadillas todas las noches y me siento muy irritada y estresada. Necesito desahogarme, pero no puedo decírtelo porque tengo miedo de que te enojes conmigo. A veces no puedo evitarlo, y por eso…”.

“Pero eres psicóloga. ¿Por qué no tomas medicamentos para eso?”. Rodney gritó: “Puedes lastimar animales ahora, pero ¿eso significa que matarás personas en el futuro? Eres mi esposa. Si estos videos salen al público, tendrán un gran impacto en mi empresa. Incluso podría ir a la bancarrota”.

“Eso es... imposible, ¿verdad?”. Sarah estaba conmocionada.

“¿Crees que es imposible? Desde que me divorcié, mi reputación ha sido terrible. Muchas mujeres están boicoteando a Osher. Si el público sabe que mi esposa abusa de los animales, causará un alboroto y la familia Snow se verá arrastrada al lío”.

Cuanto más decía Rodney, más se enfadaba. Estaba abrumado por el dolor, la rabia y el agotamiento. En ese momento, ya no pudo contenerse.