Capítulo 5.
Quedaba una hora antes de la ceremonia y yo estaba medio muerta.
¿Quién hubiera pensado que el "felices para siempre" fuera tan complicado?
Y aun faltando tanto tiempo ya se encontraban acampando detrás de las puertas las personas más chismosas del pueblo.
-Me sorprende que sean puntuales. - Dijo la abuela en cuanto le informé de eso. - Ahora, Duncan y tú vayan a cambiarse. Después puedes regresar para que te pongamos hermosa.
Yo la miré con incredulidad.
Tenía ojeras, había estado sudando las últimas dos horas y dudaba que mis pies resistieran los tacones que ella balanceaba felizmente en sus manos.
Duncan tuvo que arrastrarme fuera de ahí antes de que mandara toda a la mierda.
No había nada de malo en que felicitara a mi amiga y luego regresara a casa a dormir. Incluso me ofreceré a cuidar a su retoño algunos días a la semana como compensación.
Para mi sorpresa, la habitación que la dueña del salón nos había prestado tenía un baño completo y complementos de cortesía.
-Muy buen ser