Capítulo 34.

Jeremiah.

Los días habían sido largos y frustrantes.

Los pumas y algunos de mis lobos habían estado recorriendo los pueblos a la redonda en busca de mi abuela y de su Alfa sin éxito.

Cada que teníamos una pista, ellos desaparecían nuevamente. Estaba al borde de la locura y la mierda no dejaba de llegar.

Limpié mis manos mientras pensaba en qué hacer a continuación. Extrañaba a mi pareja, pero no podía descuidar a mi manada para ir a verla.

Sobre todo ahora que había cortado algunas cabezas y las familias estaban... inquietas. Bueno, en realidad solo las familias de los traidores, el resto de mis lobos aún seguían felices por la noticia de mi pareja.

-¿Cuál es el reporte de la patrulla? - Pregunté a mi Beta caminando hacia el baño más cercano.

No podía dejar que todo mi papeleo se manchara de sangre. A los humanos con quienes hacía negocios les parecería extraño y odiaba lidiar con policías.

-Los osos han acampado en la sala de estar de la amiga de tu pareja. - Dijo Oscar con seried
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