Carmen
—¡Hermosa!—
—¡Es como una princesa!— decían emocionadas Tatiana y Marina.
—¿Qué le parece? ¿Está muy apretado?— preguntaba Julia.
—Está muy bien —respondo, mirándome al espejo, sigo sin poder creer que esa era yo.
El vestido era hermoso, blanco aperlado, con detalles brillantes de plateado,