En segundos me había empujado y golpeé contra la pared cayendo, estaba en el suelo y el cuerpo me dolía. El vampiro tomaba el arma del suelo y la rompía en dos pedazos. Me observaba de pies a cabeza.
—Tranquila, no vamos a hacerte daño…— decía él y temía que intentara encantarme y me tapé la cara,