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Capítulo doscientos cuarenta y uno
El sol abrazaba con calidez los cuerpos de las personas que estaban afuera, el sentimiento de paz entre las personas que estaban ahí eran tan confusas como la tensión que se generaba entre ellos, los más grandes se encargaron de terminar de pequeña presentación que faltaban, April de vez encuando se quedaba erncantada con la estatua de su suegra, tan bella y alucinate que parecia que incluso que se movia. Todos se movieron directo a la puerta, dejando que sus pisadas aplastaran el pasto fuerte y firme debajo de ellos, las flores a su alrededor parecían abrirse de manera elegante mientras las personas pasaban. Uno a uno iban pasando por las grandes puertas que conducian hacia dentro a paso lento, Agustina y Lucas miraban de vez en cuando a sus hijos adoptivos, más que nada a Camilo y a Claus, quienes a su parecer habían sido bastante grosero con la Luna de la manada, podrían dejarlo pasar para el más pequeño,pero sin dudaa alguna iban a hablar con Camilo, y a pesar de que April no había
Capítulo doscientos cuarenta y dos
Caminaron directamente hacía la sala, donde hace media hora los cuatro estaban comiendo comodamente. Los de mediana edad estaban encantados con la decoración sumamente armoniosa de la casa, la mesa de roble, vernizada del mismo color maderoso, las sillas del mismo material natural, con pequeñas y hermosas gravaciones de lineas que se terminaban en una espiral. El piso de increibles baldosas de color blanco, increiblemente lustrado y limpio, como si ningun ser humano se atreviera a pisar aquel suelo desde hace decadas, y no existieran las microparticulas que ensuciaban anturalmente las cosas, como el polvo. Detras de la segunda cabezada de la mesa, estaba la ventana rectangular sin vidrio, dejando ver como las cocineras hablaban amenamente, abajo de este hueco en la pared perfectamente colocados, estaban las butacas de madera, y algunas masetas con flores internas de color rojo, la puerta a un lado que dejaba entrar y salir a los empleados para regoger cosas necesarias para la actividad
Capítulo docientos cuarenta y tres
Era extraño, en pleno invierno donde la escarcha se muestra en todo su esplendor, la temperatura está bajo cero, el aire es puro hielo entrando a tus tibios pulmones, tu cuerpo que trata desesperadamente de mantener calientes a tus órganos y uno que expulsa vapor de su boca, Hoy...el día de hoy, el sol radiante salpicada sus rostros como una manta cálida de la que no podían liberarse...era pleno invierno. los chicos reaian y jugaban como si no tuviera problema alguno en sus vidas, y es que al fine estaban en paz, simplemente felices de que tienen un hogar. Las escaleras median dos metros, por lo que cada uno podía pasar tranquilamente cada dos personas, April había sido la encargada voluntaria, para poder presentarles las habitaciones a los chicos justo cuando Abdel tenía que ir a su oficina a seguir con su trabajo, y a imprimir una copia de lo que Agustina había escrito como informe y a leer comodamente la carta que Leandro le habia enviado esa mañana. Las escaleras, tambien de u
Capítulo Docientos cuarenta y cuatro
Luego de que la rubia inmediatamente parara la guerra innesesaria de sus dos hijos, y retara a Camilo por si inmadurez, enseñandole las cosas buenas que tenía su lado, y que por esas cosas eran igual de buenos. Camnilo, conforme, comenzó a bajar las escaleras para tomar sus maletas y comenzar a subirlas para acomodarlas en su nuevo cuarto temporal felizmente..Y es que, el no se quejaba de su antiguo cuarto, pero las instalaciones eran viejas, las paredes se humedecian cada luvia y la humedad le hacía mal, incluso como lobo prematuro, no era como un hombre lobo común, eso era obvio. Y a pesar de sus acciones, el era muy agradecido con las cosas que le daban, por que al final de cuentas, ninguna persona de la casa tendría que estar hacíendo algo por el cuando eran un pcoo más que conocidos al principio, y realmente valoraba aquello, y le encantaba sentir que puede quejarse de las cosas sin temor a que lo corran por negnigencia suya, y separarse de su hermano no era opcion, claro que no,
capítulo docientoa cuarenta y cinco
—Gracias por disculparte, Adam. Es muy valiente de tu parte saber que cometiste un error, y tampoco te culparia si estuvieras a la defensiva despues de todos esos rumores, al parecer la gente no se calla ni siquiera cuando alguien cambia su forma de ser y comienza a ayudarlos, parece igaul que en el mundo humano, tan hipocritas.—Susurró más para ella que para el las últimas palabras—Además, yo tambien los estaba observando, queria ver que no fueran espias o incluso peor, niños bonitos que quieren atentar conytra mi vida y la de mi cachorro.—Adam se sorprendió y giro su cabeza hacía ella, ya que se había mantenido mirando su cuarto temporal. —¿Cachorro? ¿Ya tienen un hijo? Todos rumorean que desde hace un año viniste aquí, y su boda a la que todos asistieron fue hace unos tres meses.—Aclaró confundido, claro que todo eso cambio al ver que ella reía y apoyaba su mano en su vientre de forma a que esas acción hablaba por si sola, las megillas de Adam se sorojaron a tal punto que su piel m
Capítulo docientos cuarenta y seis
—¿Y cómo se hacen los hijos?—La pregunta precipitada del muchacho la alerto de cierta manera, la había tomado de improvista, y no es como si la estuviera esperando, aún que con todo de lo que hablaron, la pregunta no esta fuera de lugar pero...¿Como le decía al chico de once años la respuesta a aquella pregunta?Lo pensó durante muchos segundos, mientras daban pasos cortos hacía la tercera habítación, la que tenía un letrero pegado con letras graffiti con el nombre de Claus en ellas, y lo entendío, no había necesidad de alarmarse con una pregunga tan simple como esa, sin embargo no podría explicarle algo que sin duda deberíand ecirle sus padres, o al menos tener el concentimiento de ellos, pues a pesar de que no tiene nada de malo, ella no conocia el sistema educativo de sus padres, no tenia idea si ellos querían contarle, si acaso era un tema tabu o algo relacionado con ello, por eso solo pudo evitar la pregunta. —Eso le puedes preguntar a tu madre, ella sabe más del tema que yo y te
capítulo docientos cuarenta y siete
El origen de los Licántropos (El embellecimiento que el invierno le causaba a la luna era tan simplemente perfecto, que los lobos no podían evitar salir todas las noches para verla durante las horas que se queda a su vista. Aullarle a esta solo era algo que se hacía hacía las noches de luna llena, sin embargo de vez en cuando se permitían el maravilloso lujo de hacerlo en días normales, sin la necesidad de que sus lobos estuvieran a flor de piel queriendo invadir sus cuerpos para convertirse en lobos salvajes y temibles como las viejas y antiguas leyendas lo dictaban con temor ajeno. El solo había querido aullarle a la luna tal y como otros hacían, pero persío el rastro, no sabe como sucedio, pero cayo en una de las trampas de humanos, y le lastimó el pie de manera severa, estuvo así por horas, la sangre al rededor de su herida se secaba y volvía a sangrar cuando el se movia, la herida que tebía lo mataria en poco tiempo si no se liberaba y curaba su herida con ayuda de los ancianos, q
capítulo docientos cuarenta y ocho
El origen de los Licántropos [El invierno frío, el viento helado, el ambiente totalmente congelado, el lobo se encontraba en el suelo mientras la humana de acercaba a paso lento hacia el, con em corazón galopando de terror, y es que este mismo, a pesar pesar todo el peso del horror que tenía a esa criatura horrorosa a sus ojos, su bondad era más que cualquier otro sentimiento que ella pudiera tener, y no iba a dejar a un animal moribundo hundirse más en la desesperación hasta morir lentamente, dentro de poco la lluvia comenzaría a caer, y todo sería peor. Lentamente, ella comenzó a levantar su mano, todo con una delicadeza ajena a ella, y es que no quería tomar de desprevenido a el pobre animal y que este al no saber sus intenciones quisiese morderla.—Tranquilo.—Susurró, y el lobo solo dirigió rápidamente, sorprendido de ello, sus oídos puntiagudos en dirección a ella, de manera atenta, y es que, su voz era incluso más dulce que su adictivo olor, era una mujer morena, preciosa, sus ma
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- capítulo doscientos ochenta y nueve
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