No pienso violarte, por Dios.

Una vez en la casa Abi se acostó a descansar, Doña María estaba en la cocina preparando la cena para todos.

— la hija de Tom es toda una preciosidad.

— ¿La hija de Tom? ¿Dé que hablas?

—Pensé que…

—Explícate.

—Yo trabajaba para tus padres en la época en que Amelia venía aquí. Yo los vi a ambos juntos en varias ocasiones, su roma

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