FLASHBACK
La preparatoria fue una época de emociones intensas para Raquel. La ausencia de una figura paterna en su vida se convirtió en un vacío que solo se magnificaba al ver a sus amigas con sus papás. Sin embargo, Renata, su madre, se negaba obstinadamente a abordar el tema del padre de Raquel por razones desconocidas.
Cuando el día escolar llegó a su fin, los pasos de Raquel resonaron por los pasillos vacíos. Se apresuró a casa, con el corazón pesado por preguntas no expresadas. El aroma familiar de la comida de su madre la recibió cuando entró a la cocina.
—Buenas tardes, Raquel. ¿Cómo estuvo tu nueva escuela? —preguntó Renata.
Sí, una nueva escuela. Esto era resultado de su estilo de vida nómada en los últimos años, moviéndose constantemente de una ciudad a otra. Pero ahora, su madre había conseguido un trabajo estable en Puerto Claro, y Renata creía que era hora de establecerse.
—La escuela estuvo genial, mamá —dijo Raquel—. Conocí nuevas amigas.
—Maravilloso. Cenemos ahora por